Las relaciones con el Reino Unido de Gran Bretaña se establecieron el 18 de abril de 1825. Desde entonces, se ha sostenido una relación fluida, fructífera y constructiva, que atraviesa hoy por su mejor momento. La Embajada en dicho país reside en la ciudad de Londres y es concurrente para Irlanda.
El Reino Unido y Colombia mantienen además una cercana interlocución en el marco de los foros multilaterales y dialogan permanentemente sobre los temas de la agenda internacional y regional.
Ambos gobiernos coinciden en la importancia de las metas nacionales de prosperidad y seguridad, y alrededor de ella se exploran y elaboran instrumentos y programas en materia de seguridad y defensa, educación, deporte, cultura, ciencia y tecnología, desarrollo agrícola, dedio ambiente, gestión del Riesgo Climático, entre otros.
Existe además, una importante relación comercial que se espera profundizar con la entrada en vigor del Acuerdo Comercial con la Unión Europea y con la reciente afirmación del Reino Unido respecto a su interés de focalizar el comercio exterior y las inversiones hacia países claves entre los cuales figuran Colombia, Brasil y México. Reino Unido es el segundo inversionista extranjero en Colombia y se proyecta que habrá incrementos considerables de las cifras de inversión actuales con la entrada en vigor del Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones, firmado el 17 de marzo de 2010 y actualmente en proceso de revisión constitucional.
En lo relativo a la cooperación, el Reino Unido suministra recursos principalmente a través de organizaciones de la sociedad civil y organizaciones internacionales, en áreas como Derechos Humanos, Gobernabilidad y Fortalecimiento de la Sociedad Civil.
Se destaca el apoyo del Reino Unido para la implementación de la Ley de Víctimas y Tierras, especialmente en lo relacionado con la creación y puesta en marcha de la Superintendencia delegada de la Superintendencia de Notariado y Registro, que estará a cargo del proceso, y con el registro.
Al presente, el objetivo fundamental es enriquecer la agenda tradicional con nuevos temas que se articulen con la agenda del desarrollo; de tal manera que sea posible edificar una verdadera relación de asociación estratégica en beneficio de la prosperidad de ambas partes.